En diciembre de 2022, las autoridades de Eslovenia arrestaron a una familia argentina que, a simple vista, parecía ser una pareja común con una vida tranquila. Sin embargo, tras una investigación exhaustiva, se reveló que Ludwiig Gish y María Rosa Mayer Muñoz eran en realidad agentes ilegales del Servicio de Inteligencia Ruso, conocidos como los Dulcev. Esta sorprendente revelación ha sacudido tanto a Argentina como a Eslovenia, y plantea serias preguntas sobre la infiltración de espías en el corazón de América del Sur.
El allanamiento de su vivienda en Liubliana puso al descubierto detalles inquietantes. La pareja, que hablaba español con fluidez y tenía dos hijos nacidos en Buenos Aires, había estado viviendo bajo identidades falsas durante más de 15 años. Los investigadores eslovenos, junto con el área de inteligencia criminal del Ministerio de Seguridad argentino, comenzaron a desentrañar su historia, descubriendo que habían obtenido la ciudadanía argentina mediante documentación de alta calidad pero fraudulentas.
Los Dulcev, originalmente Ana Dulceva y Artium Dulcev, habían sido entrenados para borrar su pasado y construir nuevas identidades desde su reclutamiento por el Kremlin. A pesar de su aparente normalidad, la pareja había instalado antenas de transmisión en su hogar y oficina, lo que sugiere que estaban involucrados en actividades de espionaje dirigidas a sectores estratégicos de Argentina, como el energético.
La detención de los Dulcev desencadenó un complejo proceso diplomático que culminó en agosto de 2024 con un intercambio de prisioneros entre Rusia y varios países, donde los espías fueron recibidos como héroes por el presidente Vladimir Putin. Este caso pone de manifiesto la habilidad del espionaje ruso para infiltrarse en otros países y plantea interrogantes sobre la seguridad y la vigilancia en un mundo cada vez más interconectado.