Felipe VI ha tomado las riendas en medio de una crisis devastadora de incendios que asola España, un acto que no solo muestra su liderazgo, sino que también humilla al presidente Pedro Sánchez, quien ha permanecido sorprendentemente ausente. Este verano, el país ha enfrentado una de las peores oleadas de incendios en años, dejando a varias comunidades en llamas y tres víctimas fatales hasta el momento.
Ante la gravedad de la situación y la inacción del gobierno, el rey Felipe VI ha decidido actuar, contactando personalmente a los líderes de Galicia, Castilla y León, Andalucía, Extremadura y Asturias para evaluar la situación y coordinar esfuerzos. Su compromiso contrasta drásticamente con la falta de iniciativa del Ejecutivo, que ha visto a Sánchez limitado a publicar mensajes en redes sociales mientras las llamas devoran hectáreas de terreno y amenazan hogares.
Mientras el rey se involucra activamente en la crisis, el presidente solo ha interrumpido sus vacaciones en Lanzarote para participar en una reunión telemática sobre ayuda a Ucrania, un gesto que muchos consideran inadecuado en este momento crítico. La ministra de Defensa, Margarita Robles, ha sido la única en tomar la iniciativa de contactar a los líderes regionales para ofrecer apoyo logístico.
La respuesta de la monarquía ha dejado en evidencia la parálisis del gobierno en un momento en que miles de familias enfrentan la pérdida de sus hogares y medios de vida. Felipe VI ha demostrado que cuando la nación sufre y el gobierno no actúa, la corona está dispuesta a socorrer a su pueblo, marcando un nuevo capítulo en la relación entre la monarquía y el Ejecutivo. La humillación de Sánchez es palpable, mientras la figura del rey se eleva en un momento de crisis nacional.