El sindicato Manos Limpias ha denunciado al presidente del gobierno, Pedro Sánchez, por incitación al odio tras sus declaraciones en apoyo a las protestas propalestinas que interrumpieron la Vuelta a España. La querella, presentada ante el Tribunal Supremo, acusa a Sánchez de alentar a los manifestantes que, durante la etapa final en Madrid, provocaron disturbios que dejaron más de 25 agentes heridos y dos detenidos.
Este escándalo estalló el domingo en un acto en Sevilla, donde Sánchez expresó su admiración por la movilización del pueblo palestino. Según Manos Limpias, sus palabras fueron una arenga que legitimó la violencia y el desorden, poniendo en riesgo la seguridad de los ciclistas, especialmente del equipo israelí. La denuncia sostiene que el presidente era plenamente consciente de la violencia en otras protestas y que el despliegue policial en Madrid hacía previsible un escenario caótico.
Además de la incitación al odio, se le atribuye a Sánchez un delito de incitación a desórdenes públicos. La acción legal también se dirige contra las exministras de Podemos, Ione Belarra e Irene Montero, por su implicación en las concentraciones que buscaban cancelar el evento deportivo. Manos Limpias destaca los daños económicos sufridos por los patrocinadores y el impacto negativo en la imagen internacional de España.
El sindicato ha decidido no llevar el caso a la Fiscalía General del Estado, citando la dependencia de esta institución respecto al propio Sánchez, lo que podría haber llevado a la impunidad de los delitos. La situación se torna crítica, y la presión sobre el gobierno aumenta a medida que se desarrollan los acontecimientos. Este es un momento decisivo que podría tener repercusiones significativas en la política española y su relación con el conflicto en Oriente Medio.
