El famoso guitarrista de Mago de Oz, Víctor de Andrés, ha provocado un terremoto en el panorama musical y político español tras lanzar un exabrupto incendiario contra el presidente Pedro Sánchez durante un concierto. En un momento explosivo, interrumpió la actuación para gritar “Pedro Sánchez, me cago en tus muertos”, desatando una ola de reacciones que ha sacudido las redes sociales y el público presente.
El grito de Andrés no solo resonó en el recinto, sino que rápidamente se volvió viral, con numerosos asistentes grabando el instante y compartiéndolo en plataformas digitales. La respuesta del público fue dividida: mientras algunos vitoreaban y entonaban el ya célebre cántico “Pedro Sánchez, hijo de fruta”, otros han criticado el incidente, considerándolo un ejemplo de discurso de odio y fuera de lugar en un contexto artístico.
Las redes sociales han estallado en apoyo al guitarrista, aclamando su valentía y su compromiso con la libertad de expresión. Sin embargo, figuras destacadas de la cultura y la política han denunciado el acto, argumentando que no contribuye a un debate constructivo y que perpetúa la polarización en el discurso cultural. Este episodio ha reavivado el debate sobre los límites de la crítica política en el arte y el papel de la música como vehículo de protesta.
Mago de Oz, un pilar del metal español durante décadas, ha visto cómo su impacto mediático ha disminuido, pero su capacidad para generar controversia sigue intacta. Este incidente no solo ha puesto en el centro de la conversación la frustración de muchos ciudadanos hacia el gobierno, sino que también plantea preguntas sobre la responsabilidad de los artistas en el clima político actual.
El eco de las palabras de Víctor de Andrés sigue resonando, y el país observa con atención cómo se desarrollará esta historia. La tensión entre arte y política nunca ha sido tan palpable.