El escándalo del caso Coldo ha estallado en el corazón del Partido Socialista, implicando a figuras de alto perfil como José Bono y José Blanco. En una reveladora conversación grabada por la Guardia Civil, Coldo García, asesor de José Luis Ávalos, ha lanzado acusaciones explosivas, afirmando que estos líderes le han solicitado favores inconfesables. “Me han pedido de todo”, exclamó en un diálogo con Santos Cerdán, exsecretario de organización del PSOE.
La investigación por corrupción en el Ministerio de Transportes ha destapado un entramado oscuro donde Coldo se siente traicionado y arruinado, después de años de servir a la cúpula socialista. En el audio, expresa su frustración por haber sido utilizado como un peón en un juego político corrupto, mientras los que se beneficiaron de sus gestiones lo han abandonado a su suerte. La Guardia Civil ha revelado que los contratos que favorecieron a Coldo y Ávalos ascienden a la asombrosa cifra de 535 millones de euros, con mordidas que superan el millón.
Las implicaciones son devastadoras: Coldo también ha mencionado a Isabel Pardo de Vera, expresidenta de Adif, acusándola de bloquear operaciones a cambio de acuerdos oscuros con José Blanco. Este nuevo desarrollo no solo pone en jaque la integridad del PSOE, sino que sugiere que la corrupción podría estar más arraigada de lo que se pensaba, afectando a miembros históricos y actuales del partido.
La situación es crítica y el tiempo apremia. Las revelaciones de Coldo han abierto una caja de Pandora que amenaza con desmoronar el ya frágil entramado socialista. La presión aumenta y la opinión pública exige respuestas inmediatas. ¿Hasta dónde llegará esta red de corrupción? La respuesta podría cambiar el rumbo de la política española.