El clima político en Argentina se intensifica tras la reciente advertencia del banco de inversión JP Morgan, que aconseja a sus clientes vender sus activos en el país. Esta recomendación surge en un contexto de creciente preocupación económica y política alrededor del gobierno del presidente Javier Milei, quien enfrenta críticas por su gestión fiscal y su enfoque en el control de la inflación.

Durante un editorial, el periodista Roberto Navarro destacó que la única promesa tangible de Milei es la reducción de la inflación, lograda a través de un control artificial del precio del dólar. Sin embargo, este enfoque ha llevado a un aumento de la deuda externa, ya que el gobierno ha solicitado préstamos al Fondo Monetario Internacional y otros organismos para mantener la estabilidad del tipo de cambio. La situación se complica aún más con el informe de JP Morgan, que sugiere que los inversores deberían abandonar Argentina ante la inminente crisis económica.

La reacción de Milei a estas advertencias ha sido violenta y polarizadora. En un intento por desviar la atención de las críticas, el presidente ha atacado a periodistas y opositores, incitando a la violencia verbal y física. Este comportamiento ha generado alarma entre sus detractores, quienes ven en sus acciones una amenaza a la libertad de prensa y la seguridad de los ciudadanos.

Mientras tanto, el peronismo, a pesar de los pronósticos de su desaparición, ha comenzado a reagruparse y a unificarse en la provincia de Buenos Aires, buscando capitalizar el descontento popular hacia Milei. Con las elecciones a la vista, la situación se torna cada vez más crítica, y muchos se preguntan si el presidente podrá mantener el control en medio de un clima de inestabilidad económica y social.

La combinación de advertencias de los mercados y la creciente presión política plantea un futuro incierto para el gobierno de Milei, quien parece estar cada vez más acorralado por la realidad económica y la resistencia de sus opositores.